“Si vas a intentarlo, que sea a fondo. Si no, mejor que ni empieces. Puede que pierdas familia, mujer, amistad, trabajos y hasta la cabeza. Puede que no comas en días, puede que te congeles en un banco de la calle. No importa. Es una prueba de resistencia para saber que puedes hacerlo. Y lo harás. A pesar del rechazo y de la incertidumbre, será mejor que cualquier cosa que hayas imaginado. Te sentirás a solas con los dioses, y las noches arderán en llamas. Cabalgarás la vida hasta la risa perfecta. Es la única batalla que cuenta.”
― Charles Bukowski
Para presentar un blog se necesitan dos cosas: creatividad y valor —montones y montones de valor.—
No voy a decir una perorata máxima de mi vida, porque a fin de cuentas, es lo que menos interesa aquí. No contaré que nací en un hospital y que los ojos de mi madre brillaron al ver mi rostro rosado y arrugado por primera vez (es claro que no podría decir esto porque simplemente no lo recuerdo y no lo viví como tal). Tampoco hablaré de mi niñez; si jugaba con juguetes de los Power Rangers, que si quería ser enfermera, que si tenía novio (en el Kinder, por muy increíble que eso se lea). Y mucho menos me dedicaré a darles una descripción de lo que me ha pasado en mi adolescencia y en la Universidad. ¿Para qué platicar de algo por lo que todos hemos pasado? Es lo mismo: pubertad emo de NadieMeComprende. Para contarles de mi vida mejor invítenme un café —o alcohol.— y con gusto me soltaré como hilo de media.
Pero no, no será nada de eso. No señor. Pronto haré una autobiografía que nadie leerá, lo prometo.
Mientras hablaré de lo que es esto...
La versión electrónica de Lammadame.
Como escritora que soy —o intento de...— tengo que admitir que no es una vocación y oficio nada fáciles. Estamos expuestos a la moda, a la crítica, al rechazo, a la marginación. Todo artista que piense que va a vivir del arte mismo, tiene de dos opciones: una, o eres rico y puedes crear arte sin problemas, o dos, de verdad quieres ser artista y te atienes a vivir debajo de un puente y apestar a trapo viejo. No tan así, estoy exagerando, pero vamos, que nos espera una vida difícil.
Sacrificios, de muchos de ellos está hecha la vida. Nosotros no nos salvaremos, ni hoy ni nunca.
Precisamente por eso, un grupo de estudiantes de Casa Lamm se reunió -sabe Dios cuándo- y dijo “¡Hey! Vamos a hacer una gaceta”.
Lammadame empezó como una revista hecha por estudiantes para estudiantes. No pretende escoger con pinzas los escritos, porque, a fin de cuentas, cada uno tiene un valor y sólo el autor sabe por qué lo escribió así. Creer que tenemos el derecho o la autoridad de decir “este texto es bueno” o “este texto es una basura” sería pecar de petulancia, lo cual jamás se verá ni en la gaceta ni en el blog.
Sabemos lo difícil que es, en estos días, publicar. A menos que seas el hijo perdido de Gabriel García Márquez o de Carlos Fuentes, debes de tener una obra excelente para que una buena editorial la quiera publicar. Mientras ¿qué hacemos? No nos vamos a adjudicar un parentesco, tampoco vamos a escribir lo que una editorial quiere.
Escribimos lo que queremos porque así lo queremos. Fácil y sencillo.
No tememos a la crítica, pues a fin de cuentas, hasta el autor más canónico obtuvo comentarios buenos y malos. Así es el camino y lo tenemos que tomar, con y sin obstáculos.
Nos conocemos, como escritores y es precisamente por eso que se creó este blog. Un espacio — bueno, malo, mediocre, excelente, ya tu juzgarás.— para enseñarle al mundo aquellos que pugnamos por darnos a conocer en el mundo de la escritura.
Poesía, narrativa, ensayo, un híbrido, no importa, este espacio es tuyo, es de todos.
Tal vez no tenga la influencia social de alguna editorial de renombre, pero es un comienzo, uno que todos estaremos dispuestos a construir diariamente con una creación.
Diría que este blog es como un “hijo” pero creo que sería más como una guardería, donde dejarás a tus textos, tus hijos, al cuidado de todo aquél que lo lea.
Con la invitación de que sigas leyendo...
Guadalupe Cruz
(Intento de escritora y colaboradora de este ilustre espacio virtual)
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